Escrituras · Profecías del fin

Las Bodas del Cordero

Las Bodas del Cordero.

Por Edd Castillo

Como parte de la profecía de los tiempos por venir, vemos este interesante pasaje que anuncia este gran acontecimiento, conocido como las bodas del Cordero. Cabe mencionar que Jesús nunca dijo cuando sería el arrebatamiento, pero las señales están cumpliéndose en el mismo orden que declara la Palabra de Dios. (Mat. 24:3-8) El instante mismo en que suene la trompeta, Cristo aparecerá en las nubes para llevarse a su esposa.

En efecto, esta No es la segunda venida de Cristo, ya que nadie le verá, excepto los que hayamos nacido de nuevo, que tengamos a Cristo en nuestro corazón y tengamos al Espíritu Santo con nosotros. Además, el Señor aún no pondrá pie sobre esta tierra ya que nos reuniremos con Él en las nubes. (1 Tes. 4:17) La segunda venida será la que narra Apocalipsis 19:11 Pero de este tema nos ocuparemos más adelante.

Ausentes en el cuerpo, Presentes al Señor…

Algunos hermanos que trabajan en hospitales o clínicas, así como los hermanos que llegan a evangelizar, afirman que en el momento en que un hermano en Cristo fallece, muchos dicen que ven al Señor, que ven nubes y ángeles. En esto también concuerdan los relatos de sus familias. Los escépticos, entre los cuales podemos incluir algunos cristianos, podrían decir que son alucinaciones. Pero debemos tomar en cuenta, que algunos de los que han visto y declarado esto, antes de morir, no han estado bajo los efectos de sedantes o analgésicos, tampoco con fiebres o daño neurológico. Por esta razón hay quienes opinan que esos son arrebatos parciales

Como quiera que sea, deberíamos preguntarnos: ¿Qué ocurre al morir? ¿Que ocurre al llegar ese momento? Veamos las únicas dos posibilidades explicadas en la Biblia:

1) Aquellos que recibieron a  Cristo en su corazón y pusieron su fe en el Cordero de Dios, al fallecer son tomados y llevados a la presencia del Señor (Hch. 16:31).

2) Si la persona se rehusó a aceptar a Cristo como su Salvador personal y se negó a recibirlo en su corazón, por la excusa que sea, es enviado en el mismo momento al sufrimiento eterno (Jn. 3:18).

Sin embargo, los que estemos con vida en el momento del arrebatamiento y tengamos a Cristo en nuestro corazón, al sonar la trompeta, como dijimos antes, veremos una gran señal “como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente” (Mat 24:27) entonces seremos arrebatados a las nubes con cuerpo transformado, glorificado. Es decir en cuerpo y alma, seremos llevados para recibirlo a Él. Esto no podrán verlo, ni sentirlo los inconversos.

A partir de ese instante comienza la «tribulación», pues el Espíritu Santo dejará la tierra y aparecerá el anticristo. (2a. Timoteo 2:7)   Con esto termina el periodo de la Gracia, por lo que para poder salvar su alma, deberá pagar con su propia vida y evitar ser marcado con el sello de la bestia. Esta «tribulación» comenzará con un supuesto tratado de paz, que debería durar 7 años, pero que a la mitad de este plazo, es decir a los 3 años y medio, se romperá y se dará un ataque a traición contra Israel.  Al romperse el pacto de paz comenzará «La Gran Tribulación», que durará otros 3 años y medio. Al final de esos siete terribles años, se dará el Armagedon,  es decir, la gran batalla del valle de Meguido (“Armagedon” o “Har Meggidon” significa literalmente “montaña de Meguido”)

Pero, mientras estas cosas están ocurriendo en la tierra, los que seamos arrebatados, estaremos presentes en las Bodas del Cordero…

Desde hace muchos siglos, cuando un varón pedía la mano de su novia, la tradición Judía indicaba que el varón debía llegar a la casa de la familia de la novia y la pedía al padre de la joven. En ese mismo acto entregaba unas arras o una garantía, que servía de compromiso para que la joven no se casara con otro y que el varón regresaría a traerla cuando hubiese terminado de “preparar lugar”. Es decir cuando terminara de construir o comprar su propia casa. -En nuestro caso esa garantía es el Espíritu Santo.-  Llegado el día regresaba el varón y se hacía una fiesta de hasta una semana. Esto fue exactamente lo que prometió nuestro Señor Jesucristo en Juan 14:1-4 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera,  yo os lo hubiera dicho; voy,  pues,  a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.”

¿Quien es la Esposa?

Hay quienes dicen que la esposa del cordero es la Nueva Jerusalén, tomando como base Apo. 21:9-10 donde Juan escribió: «Ven acá; te mostraré la novia, la esposa del cordero.” Y luego añade: «y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, descendiendo del cielo, desde Dios.» Desde este punto hasta el versículo 27, continúa la narración detallada y precisa de la Nueva Jerusalén. Del versículo 12 al 14, dice que la ciudad tiene un muro alto con 12 puertas, 12 ángeles y los 12 nombres de las tribus de Israel. Este muro tiene a su vez 12 cimientos “y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.” En clara alusión al fundamento Judío-Apostólico de la Eklessia (Iglesia) Pero, en esto hay varios puntos que aclarar:

1) Cristo no se casará con piedras y paredes, sino con personas. Tampoco está hablando de su coronación como Rey de reyes.

2) Desde el antiguo testamento Dios se refiere a Israel como su esposa. (Ca.4:8, Is.54:6, Ex.21:1 y otros.) Inclusive al decir que ella (Israel) era una esposa infiel (Jer. 3:20).

3) A pesar de que no todos somos Israelitas, debemos recordar que, en Ro. 9:25, Pablo dice que Dios llamaría a otro pueblo. Y Ro. 11:17 dice que hemos sido “injertados” y ahora somos participes “de la raíz y de la rica savia del olivo” refiriéndose al pueblo Israelita. Además Ef. 2:14 dice “que de AMBOS PUEBLOS hizo UNO, derribando la pared intermedia de separación.”

Por tanto, también aquellos que formamos parte de ese pueblo escogido por Dios, es decir de los gentiles que creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, somos conocidos también como “la Esposa del Cordero”. Lo confirma también el apóstol Pablo en la carta a los Efesios capitulo 5 versículos del 25 al 32, que dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres,  así como Cristo amó a la iglesia,  y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.” Gloria a Cristo!

Certidumbre de la Profecía.

Analizando el libro de Apocalipsis Capitulo 19 Versículos del 5 al 9, notamos que el ángel declara, como palabra verdadera de Dios, la bienaventuranza de los llamados a la cena de las Bodas del Cordero. Pero, mas adelante, en los versículos del 11 al 21, habla del regreso con Poder y gran Gloria del Rey de reyes y Señor de señores. Este regreso representa el fin de la bestia y el falso profeta, los cuales son tirados vivos al “lago que arde con fuego y azufre”, pero también explica el fin de todos los que recibieron la marca de la bestia durante la tribulación.

Ante relatos tan claros, de la Biblia que ellos también leen, yo le pregunto a los incrédulos evangélicos, católicos y de otras denominaciones, a los que niegan el arrebatamiento y las Bodas del Cordero con su esposa la Iglesia: ¿Podría haber bodas sin la presencia de la esposa? ¿El regreso del Rey de reyes será antes o después de las Bodas del Cordero? ¿El Varón Perfecto, el Hijo de Dios, dejará de lado su propia promesa, y no regresará por su esposa la Iglesia? Piénselo… algunos dirán que estoy utilizando mal la traducción o que he arreglado la semántica de las palabras. Pero, La Biblia declara que el regreso del Señor será después de las Bodas y por lógica no habrá Bodas sin la presencia de la esposa. Es así de simple. Aleluya! El Arrebatamiento es un hecho. No debemos permitir que voces extrañas nos hagan creer que el Apocalipsis o libro de la revelación es falso o incorrecto, eso sería blasfemar contra el Espíritu Santo, ¿no cree? o acaso ¿No fue el Espíritu Santo quien inspiró la escritura?

Y tu ¿estas listo? ¿Tienes a Cristo en tu corazón?   Recíbelo hoy como tu Salvador personal. Por que al Sonar la trompeta, en un abrir y cerrar de ojos seremos arrebatados. Y como miembros de la Iglesia de Cristo y esposa del Cordero, estaremos presentes para celebrar Las Bodas del Cordero.

Bendiciones.

Edd Castillo

Ministerios Reino Sin Fin

5 comentarios sobre “Las Bodas del Cordero

  1. La boda representa el acto de ser investido Cristo de la dignidad de Rey. La ciudad santa, la nueva Jerusalén, que es la capital del reino y lo representa, se llama «la novia, la esposa del Cordero.» El ángel dijo a San Juan: «Ven acá; te mostraré la novia, la esposa del cordero.» «Me llevó en el Espíritu,» agrega el profeta, «y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, descendiendo del cielo, desde Dios.» (Apocalipsis 21: 9, 10, V.M.) Salta pues a la vista que la Esposa representa la ciudad santa, y las vírgenes que van al encuentro del Esposo representan a la iglesia. En el Apocalipsis, el pueblo de Dios lo constituyen los invitados a la cena de las bodas. (Apocalipsis 19:9.) Si son los invitados, no pueden representar también a la esposa. Cristo, según el profeta Daniel, recibirá del Anciano de días en el cielo «el dominio, y la gloria, y el reino,» recibirá la nueva Jerusalén, la capital de su reino, «preparada como una novia engalanada para su esposo.» (Daniel 7: 14; Apocalipsis 21 :2, V.M.) Después de recibir el reino, vendrá en su gloria, como Rey de reyes y Señor de señores, para redimir a los suyos, que «se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob,» en su reino (S. Mateo 8: 11; S. Lucas 22: 30), para participar de la cena de las bodas del Cordero.

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  2. Mientras Cristo estaba sentado mirando el grupo que esperaba al esposo, contó a sus discípulos la historia de las diez vírgenes, para ilustrar con ese suceso la experiencia de la iglesia que viviría precisamente antes de su segunda venida. En la parábola, las vírgenes prudentes tenían aceite en las vasijas de sus lámparas. Su luz ardió con llama viva a través de la noche de vela. Cooperaron en la iluminación efectuada en honor del esposo. Brillando en las tinieblas, contribuyeron a iluminar el camino que debía recorrer el esposo hasta el hogar de la esposa, para celebrar la fiesta de bodas.
    Así los seguidores de Cristo han de verter luz sobre las tinieblas del mundo. Por medio del Espíritu Santo, la Palabra de Dios es una luz cuando llega a ser un poder transformador en la vida del que la recibe. Implantando el corazón los principios de su Palabra, el Espíritu Santo desarrolla en los hombres los atributos de Dios. La luz de su gloria -su carácter- ha de brillar en sus seguidores. Así ellos han de glorificar a Dios, han de iluminar el camino a la casa del Esposo, a la ciudad de Dios, a la cena de bodas del Cordero.

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  3. Los invitados entran en la persona de Cristo, figuradamente, a las bodas y literalmente a la cena de bodas. En el ritual del templo judío el Sumo Sacerdote representaba al pueblo y él los llevaba simbólicamente al interior del templo por medio de las piedras del pectoral y de las piedras que llevaba sobre los hombros en las cuales iban grabados los nombres de las tribus de Israel. (Ex.28:6-12,15-21

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  4. Vestido de boda: “… Representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo… Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como salvador.” Dios nos ama y está deseando que vayamos a Él para vestirnos con el manto de su justicia y darnos poder para vencer las tentaciones, así como Él lo hizo.

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  5. La segunda venida de Cristo es el regreso de las bodas, lo cual da sentido a la invitación de Lucas 12:35-36.
    “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.”
    Jesús regresa por sus invitados los cuales son llevados a la cena de las bodas del Cordero. Apoc.19:9
    Y el ángel me dijo: Escribe: «Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

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